La consolidación del mercado, nuevas inversiones y la ampliación de las ofertas configuran un panorama bastante dinámico para el turismo en los próximos años. ¿Qué factores serán los determinantes y qué características tendrá uno de los sectores de mayor crecimiento en el Perú?
La industria hotelera nacional ha experimentado su periodo de mayor expansión a nivel histórico en la última década. Hasta el año 2005, el número de marcas hoteleras internacionales presentes en el mercado peruano alcanzaba apenas la docena, mientras que al 2015 ese número se ha más que duplicado.
Pocos hubiésemos podido imaginar el tremendo impulso del sector hotelero en un ambiente económico internacional prolongadamente adverso y con pronósticos poco positivos para el desempeño de las economías desarrolladas, de las cuales existe una importante dependencia, más aún cuando a fines de los años noventa e inicios de los años 2000 la hotelería peruana padeció los efectos de una sobreoferta de habitaciones, con tarifas y niveles de ocupación bajos.
Mercado consolidado en efecto, el Perú pasó de cerca de un millón de turistas internacionales para finales del año 2002 a más de 3.2 millones para el año 2014, lo que implica una tasa de crecimiento anual de aproximadamente 10%. Asimismo, con relación a las divisas generadas por la actividad turística, se pasó de US$ 837 millones en el 2002 a cerca de US$ 4 mil millones en el 2014, creciendo a razón del 12% anual, con lo cual no solo se incrementó el número de turistas internacionales, sino también su nivel de gasto individual, pasando de un promedio de US$ 786 a US$ 1,216 en el mismo periodo.
Sobra decir que el crecimiento económico del país durante el periodo en mención haría lo propio con el mercado turístico interno y sobre todo con el desarrollo del segmento corporativo, con mención aparte sobre el desarrollo de grandes eventos internacionales en el país, que según estadísticas del International Congress and Convention Association (ICCA), presentaron al 2013 como el año con el mayor número de eventos internacionales a nivel histórico.
Como consecuencia de este robusto crecimiento, el nivel de inversión hotelera tuvo un claro despegue. Las tasas de retorno exhibidas por los proyectos hoteleros empezarían, luego de muchos años, a ser bastante atractivas y, con ello, muchas marcas hoteleras de renombre buscarían posicionarse en el mercado hotelero peruano. Así, cadenas hoteleras tales como Hilton, Accor, Marriott, Starwood, Radisson, entre otras, poseen a la fecha por lo menos un hotel operativo, proyectos en construcción y todas sin excepción están a la búsqueda de nuevas ubicaciones en diferentes partes del país. Y es esto último el aspecto más notable de este boom hotelero: su alcance nacional.
El incremento de la oferta hotelera, tal como se ha descrito, no ha sido un fenómeno único de los mercados hoteleros tradicionales, tales como las ciudades de Lima o Cusco, sino además en mercados secundarios del norte, centro y sur del país. Muestra de ello es la incursión de marcas locales como Casa Andina en destinos como Pucallpa, Tumbes y Trujillo, o de otro lado, marcas internacionales como Hilton (Double Tree) y Starwood (Luxury Collection) en Paracas.
De esta forma, considerando que una de las principales motivaciones de viaje de los pasajeros responde al desarrollo de negocios (con excepción de destinos turísticos consolidados), se posee un claro indicador de lo que representa este segmento para la hotelería en diferentes ciudades y que de hecho está teniendo eco en el desarrollo de nuevas propuestas de hospedaje.
Por un lado, es interesante comprobar cómo el mercado ha sido capaz de asimilar esta nueva oferta, mostrando al mismo tiempo una mejora en la ocupación promedio (4 y 5 estrellas) a nivel nacional, que al 2014 tiene un valor de 63% y una tasa de crecimiento histórica de cerca del 9%. La ciudad de Lima, como es de esperar, tiene un comportamiento similar con una ocupación promedio (4 y 5 estrellas) de 67% y un crecimiento histórico del 6.6%.
De otro lado, las tarifas también han mostrado una evolución positiva, con un promedio de más de US$ 200 en los segmentos de lujo (5 estrellas) y de más de US$ 100 en segmentos de alta gama (4 estrellas) en Lima, situación que no es muy distinta en provincias, con presencia hotelera sofisticada como Cusco o Arequipa. Así, en ambos casos, se observa una continua recuperación del mercado desde la caída que supuso en la industria la crisis financiera internacional de fines de 2008.
Sin embargo, la inversión reciente parecería echar por tierra algunas proyecciones realizadas en el 2009 sobre el nivel de inversión hotelera para los años señalados, ya que inicialmente se hablaba en los medios de un total de más de US$ 1,500 millones. Con relación a ello, son de destacar una serie de aspectos tanto endógenos como exógenos que explicarían el retraso de muchos proyectos que aún esperan ser concretados.
Desafíos para la inversión hoteleraDel lado de los factores endógenos, es importante considerar todos los aspectos que deben ser cubiertos por parte de los promotores de los proyectos, tales como la adquisición del terreno, el desarrollo de estudios de mercado y definición del concepto y categoría del hotel a desarrollar, negociación de los contratos de franquicia u operación del negocio, así como el levantamiento de fondos para la implementación del proyecto. En muchos casos, el completar todos estos pasos esenciales puede tomar años, dependiendo de la escala y complejidad del proyecto.